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viernes, 3 de mayo de 2024

Abril

¡Con la poca actividad que tuve en marzo y la de cosas que he hecho en abril! Cómo se nota que he estado dos semanas de vacaciones...


@amimercury_art

Al fin me he enterado de cómo poner el vídeo directamente desde TikTok, meses me ha costado. Es que, hace como diez años, creo recordar que Blogger tenía otro diseño en la parte de escribir las entradas y, además, yo medio controlaba en html y lo escribía todo ahí a pelo. Ahora me he olvidado y además prefiero las cosas más sencillas.

La compra súper especial de este mes fue el Pop Up Parade de Sai. Ya tenía el de Hikaru, me faltaba este, y ojalá saquen a Akira también. La verdad es que las Pop Up Parade están muy muy bien, son figuras detalladas a un precio bastante asequible. Es cierto que la pintura es sencilla, pero están muy logradas. También he aprovechado que la nómina vino bien y la devolución por la declaración de la Renta para renovar mi bolso —después de años llevando mochila, vuelvo a una bandolera—, actualizar un poquito mi biblioteca de mangas y hacerme con un reproductor portátil de MP3 porque ya estoy harta de que Spotify no tenga todo lo que me gusta oír.

La casualidad quiso que estuviera libre cuando se celebró la Retro Pixel, una exposición de videojuegos antiguos que se hace en Málaga creo que cada año. Y, para más casualidad, Sergio tuvo el día libre, así que fuimos los dos.

Exposición de ordenadores antiguos de Apple
Parte de la exposición, dedicada a Apple.

Dos máquinas tipo Game & Watch pero con dos pantallas.
Yo tuve el Lifeboat y le eché muchísimas horas.

Me gustó mucho ir. Entrada libre, aparcamiento fácil, el recinto poco masificado y, lo que es más importante, no era un mercadillo. Y es que el mundillo del retrogaming ha degenerado muchísimo. Hace muchos años que íbamos por las tiendas de segunda mano buscando juegos interesantes y siempre encontrábamos algo a un precio adecuado. Pero entonces llegaron los listillos de turno, empezaron a comprar en masa y a revender carísimo, las tiendas de segunda mano se subieron al tren y se acabó creando una burbuja bestial. Lo que viene siendo la especulación de toda la vida, vamos. Así que estuvo muy bien ver que había charlas muy interesantes (no pudimos ir a ninguna), un montonazo de máquinas para jugar y una exposición muy apañada. Y la única parte de mercadillo era un puesto en el que solo se podía pagar en cupones, y dichos cupones se obtenían dando kilos de comida para donar a Los ángeles de la noche. ¡Ah, y la entrada gratis! Por desgracia, solo pudimos ir en domingo, por lo que no había nada abierto donde ir a comprar comida para donar.

Siguiendo en la tónica videojueguil, y supongo que muy en parte por haber tenido vacaciones (dos semanas, nada menos), empecé el Hades. Sí, ya le había echado más de 150 horas en su momento y me lo había pasado, pero lo cierto es que llevo varias de las piezas musicales de su banda sonora en el coche y me entraron muchas ganas de repetir. Además, ya mismo sale el Hades 2, así que jugar al 1 como que me quita un poco las ansias. Y no contenta con empezar OTRO juego que ya había jugado, rebusqué en la caja donde tenemos todos los de XBox 360 y saqué el Fallout 3. En este caso, la serie de Fallout que ha salido recientemente tiene la culpa, y si no la has visto, te la recomiendo encarecidamente.

Así que ahora mismo tengo cuatro juegos a medias: el Hades, el Fallout 3, el Yakuza Zero y The Great Ace Attorney 2. Ahí, a tope. Lo malo es que me conozco y, en cuanto vuelva a trabajar, alguno de esos cuatro se va a quedar abandonado.

Ya videojuegos aparte, voy a aprovechar esta entrada para no recomendar un restaurante. En el video me veis tan feliz bebiéndome el caldo del ramen porque lo primero es el postureo, pero tengo que decir que ese restaurante no nos entusiasmó. No iba a decir el nombre por no hacer mala publicidad, pero aunque el número de personas que leen este blog ha aumentado desde la entrada sobre las IAs, seguís siendo cuatro gatos y apuesto a que no vivís en Málaga. Y, si se da la casualidad, como mucho el sitio va a dejar de ganar une cliente, lo cual no va a suponer nada. Se trata de Mooka Ramen, un restaurante de ramen con decoración de anime que abrieron el pasado febrero en el centro de Málaga.

Cuenco de ramen. Lleva unas rodadajas de berenjena, alga, algo que parece pollo pero es proteína vegetal y cebolla crujiente.
El ramen vegetariano que me pedí yo.

Antes de ir ahí a la aventura, miramos las reseñas. Los comentarios más frecuentes eran: mal trato por parte del personal y el mejor ramen que vas a comer en Málaga. A lo primero no le hicimos caso. Como trabajadores en hostelería que somos Sergio y yo, sabemos perfectamente que casi siempre que el personal trata mal a la clientela es o bien porque la clientela llega con mala educación y exigencias, o bien porque el personal tiene un mal día. Por supuesto que hay gente gilipollas en todas partes, pero créeme que, en este caso, esa es la causa menos común. Lo importante era lo otro, lo de «el mejor ramen». Una cosa te voy a decir: llevo casi veinte años viviendo en Málaga y, de todos los tópicos que se oyen fuera de aquí, el de la exageración creo que es el único cierto. Sobre todo cuando se trata de hablar de comida. No te fíes de alguien de Málaga cuando te diga que algo va a ser lo mejor que vas a comer en toda tu puñetera vida, porque lo más seguro es que ese algo, simplemente, esté bueno. Así que tampoco confiábamos del todo en esa clase de reseñas y, por tanto, fuimos sin expectativas formadas.

Pues bien, diré que no fue una experiencia horrible. La comida estaba... buena. Poco más. Sergio pidió unos yakitori que estaban secos y duros, yo pedí unas gyozas de verduras que estaban insípidas, y el ramen... meh. Si lo comparo con el que sirven en el Natsu, el Yokocho o el Shifu (los tres restaurantes están en Alicante) se queda por los suelos, pero es que el de esos tres sitios y, en especial el del Natsu, es espectacular. Pero es que también si lo comparo con el que hago yo en casa usando caldo de brick, el mío está mucho mejor. Ya digo, no estaba malo. La berenjena tenía un gustito buenísimo, y la proteína vegetal (creo que era Heura) estaba rica, pero el caldo... suavecito suavecito.

Pero bueno, ya está, fuimos, nos dieron de comer y listo. Nada de personal borde, tuvimos trato con una camarera y con un camarero y en ambos casos fueron muy amables, el sitio estaba muy limpio, y mención especial al baño, impoluto. Pero... eso, la comida tirando a normalita, que por el precio que pagamos (42€ por los dos ramen, dos entrantes, un refresco y un agua) resultaba cara. Y la decoración, a ver, nosotros es que tampoco somos súper fans de lo que hay expuesto. Es todo como que muy mainstream: Dragon Ball, One Piece, Pokémon, Naruto, Los guardianes de la noche... mucho vinilo por todas partes, algunas figuras guays y un montón de neones. 

En fin, no me voy a alargar más respecto a este tema porque la entrada es mi resumen mensual, no una reseña gastronómica. Pero eso: si estás por Málaga o vives allí y quieres probar un ramen de calidad, quizás este no sea tu sitio. Se aceptan recomendaciones.

Como colofón final al mes, también la casualidad quiso que el Salón del cómic de Pizarra me pillara también de vacaciones. Sergio estaba trabajando, pero no mis amigues, así que propuse este plan sabiendo de antemano que no iba a ser la gran cosa y para allá que fuimos. Lo importante era tener plan, hacer algo distinto a lo habitual y, aunque no todo fue a pedir de boca, nos lo pasamos bien echando el día.

El Salón en sí nos lo ventilamos en una hora o menos. Mercadillo, como todos los eventos de esta clase, pero con una proporción muy alta de artistas y artesanes, lo cual está genial. De hecho, creo que solo había dos puestos grandes de merchan. Había un espacio bastante grande de ludoteca con dos mesas dedicadas al ajedrez (por supuesto, ya estoy pensando en ir con la gente del Go a invadir el año que viene) y un expositor llenito de juegos de mesa a disposición de quien quisiera. También varias consolas y ordenadores de libre uso cuyo catálogo no me atrajo (Fortnite, FIFA, Minecraft y creo que vi un Smash Bros, un Street Fighter y un Soul Calibur, estos dos últimos sí me gustan pero no jugué a nada) y un escenario. La verdad es que prefiero estos eventos pequeñitos a los grandes tipo FreakCon, Manga/cómic Barcelona etc, porque la chavalada puede ir y pasárselo bien sin dejarse un pastizal (por cierto, entrada gratis). El único punto negativísimo son los decibelios. Genial por parte de la organización porque tienen una hora pensada para personas sensibles al ruido, pero es que esa hora es de 11 a 12 del mediodía y el resto del tiempo, si siempre está al mismo volumen... pues pobre de la gente que esté allí trabajando. Yo iba feliz con mis loops puestos, pero a una de mis amigas se le olvidó coger los suyos y lo pasó mal.

Pero oye, ya digo, día guay con compañía guay y encima nos encontramos con la sorpresa de que había un globo aerostático cerquita del recinto al que pudimos subir. A ver, fue un visto y no visto, íbamos de dos en dos, el hombre nos subía a la altura de un segundo piso o así y vuelta para abajo, Pero chulísimo, yo había subido a uno de pequeña y nunca habría imaginado que repetiría a mis 43 años.

Globo aerostático en el aire a poca altura.
Un ratito después de hacer esta foto, me subí ahí.

Esa tarde la terminamos en unos viveros que hay en mi pueblo, dando paseíto entre plantitas y flores y con merienda rica.

Y ahora empiezo mayo con el estómago regular nada más, porque tengo que reconocer que llevo unos días comiendo por encima de mis posibilidades. Mención especial a la hamburguesa de lentejas y avena que me hice anoche, que estaba brutalísima.

A ver qué tal el mes, porque ya mismo llega la temporada alta y eso significa muchas horas en el trabajo, peores horarios y mucho estrés, pero bueno, Lo de todos los años, qué le voy a hacer. Lo que sí tengo claro es que la entrada de mayo no va a ser tan larga como esta. ¡Nos leemos!

martes, 23 de abril de 2024

El dibujo y yo (o por qué me aporta más penas que satisfacciones)

Es un hecho que ya no dibujo. Podría decir que estoy de descanso, que ahora mismo tengo otras prioridades o cualquier otra cosa, pero hoy por hoy siento que ya alcancé mi límite y que no voy a volver a dibujar, al menos de forma regular. Y me da mucha pena, no te creas.

El proceso de alejarme del dibujo ha sido bastante rápido. Lo último que completé fue un encargo en noviembre y otro en octubre, y en ambos casos fue lo único que dibujé en todo el mes. Desde entonces habré dibujado dos o tres veces más, ninguna de ellas hasta terminar una ilustración completa. Y aunque sigo pensando todos los días en cosas que me gustaría hacer, nunca tengo ganas de ponerme a ello.

Ilustración digital de dos personajes de fantasía. Uno tiene rasgos de mono y humano, con el torso cubierto de pelo y orejas grandes de animal, mientras que el otro es un elfo con el pelo largo y azul. Están en actitud cariñosa, el hombre-mono sentado sobre el elfo y sujetándole la barbilla.Ilustración digital de un ángel y un demonio vestidos con ropa moderna. El ángel, todo de blanco, lleva uniforme de camarero y sujeta una bandeja con un café. El demonio, vestido de negro, lleva estilo gótico. Se están besando.

Por favor, no uses mis dibujos sin mi permiso.

Sí, es cierto que me apetecen otras cosas. He vuelto a jugar a videojuegos a diario, cosa que antes había relegado un poco a un segundo plano y solo les dedicaba algún día suelto a la semana. No estoy tan a tope con el Go como antes, pero sigue ocupándome bastante tiempo también, y además, últimamente mis horarios de trabajo se han salido de madre por completo y no es una situación puntual: es algo que no parece que vaya a cambiar, y esa falta de estabilidad horaria también influye muchísimo en una afición que ocupa tantas horas.

Pero todo esto es algo que no me importaría si de verdad siguiera tan feliz con la afición. El problema radica, sobre todo, en la frustración.

Me da mucha rabia porque yo antes no era así. Empecé a dibujar como a los catorce, lo hacía de putísima pena y sí recuerdo que me sentía muy frustrada porque mis dibujos no eran bonitos, pero insistí e insistí y, como se suele decir, la práctica hace al maestro. O, bueno, en mi caso, a la aficionadilla. El caso es que llegué a un punto en que estaba muy contenta con lo que hacía, me sentía orgullosa y, lo más importante, aunque sí compartía mis trabajos y quería que la gente los viera, me daba exactamente igual recibir reconocimiento por ello.

Dibujo a lápiz de mis dos personajes Kei y Michael. Michael (rubio, pelo largo y rizado) está tumbado en el suelo y Kei (moreno, pelo corto) arrodillado detrás, agachado para quedar muy cerca de su cara. Michael tiene puesta una mano sobre la cabeza de Kei.Ilustración digital de mis dos personajes Kei y Michael en un prado. Michael (rubio, pelo largo y rizado) está tumbado con las manos bajo la nuca, durmiendo. Kei (moreno, pelo corto) está sentado a horcajadas sobre sus caderas, mirando hacia arriba y con una mano haciéndose sombra.
Dibujos hechos alrededor de 2003-2004. Por favor, no los uses sin mi permiso.

Lo dejé también de forma casi radical por motivos muy diferentes: me mudé de Alicante a Málaga y a mí los cambios me destrozan, así que imagínate uno así de grande. Perder mi espacio para dibujar (que no era gran cosa, pero era mío), cambiar de rutinas y volver a convivir con personas que no eran mi pareja (nos mudamos con los padres de Sergio) hizo añicos mi creatividad. Y muchos años después, unos doce, retomé la afición poco a poco.

La diferencia con respecto a antes, es que esta vez sí me importaba saber que, en efecto, mis dibujos llegaban a la gente y obtener reconocimiento por ellos. Y quizás si tú no eres artista estarás pensando de mí que soy una presumida o, en un término bastante misógino y muy extendido en la jerga internetera de los dosmiles y dosmilesdiez, una attention whore. Pero si eres artista sabrás muy bien de lo que hablo. Porque eso de «dibuja para ti» es muy bonito, pero no funciona. A todes nos gusta recibir reconocimiento, que nuestro dibujito guste y que nos lo demuestren, porque es un esfuerzo que merece más recompensa que la de ver tu proyecto terminado. Y este reconocimiento llegaba... pero muy poquito.

El panorama actual no es como el de hace veinte años. Ahora hay una cantidad inmensa de artistas increíbles que se dedican a esto de forma profesional, que son capaces de sacar una ilustración currada a la semana (¡o más!) y que tienen el tiempo y la fuerza necesarias para mantener sus redes activas y no caer en el olvido, grandísimo problema en la actualidad. Y claro, que se me vea entre toda esta gente es muy difícil. Yo no quiero ocupar sus espacios, sé muy bien que porque la gente vea y aprecie mi trabajo no va a dejar de ver y apreciar el suyo. El problema está en que las redes sociales se han convertido en un bombardeo incesante de contenido e información y, después de que los algoritmos muestren a quienes pagan por ser mostrades, sigan con personas de muchísimo alcance y cifras altísimas y continúen con cuentas más modestas, llegan hasta mí, que tengo menos alcance que la mayoría de muchachada de instituto que comparte bailes en tiktok, y la gente ya se ha cansado. Así que necesito generar, generar y generar para que mi visibilidad crezca a base de tener mucho material nuevo para enseñar. Y yo ese ritmo no soy capaz de seguirlo.

Básicamente, lo intenté y me quemé.

Hace unos años, coincidiendo con una época de cierta inestabilidad económica en casa, empecé a aprovechar mi habilidad (que no talento, ojo, yo no tengo talento y esto te lo voy a explicar más adelante en esta entrada) para intentar compensar un poquito el estado de mi cuenta bancaria. Decidí abrir encargos de arte y, en parte también por este motivo, me abrí un Patreon. El otro motivo, el principal, era para tener algo que me motivara a seguir creando. De esta forma, con esa presión por ofrecer a mis mecenas sus recompensas por apoyarme, yo también tenía más material que subir a las redes y así labrarme esa visibilidad que realmente no creo haber conseguido.

Al principio estuve a punto de dejarlo correr. El primer mes no solo no vino nadie, sino que además recibí un comentario muy desagradable en Twitter acerca de un boceto NSFW que hice. Ese boceto no estaba bien, pero lo compartí junto a mi Patreon explicando que la finalidad de este era lo que os acabo de explicar: con el apoyo de la gente y esa pequeña obligación de seguir dibujando, aprendería y mejoraría mucho más. Nunca quise engañar a nadie, pero en ese comentario se me dijo que el dibujo era feísimo y que encima tenía la cara dura de compartir un Patreon que estaba vacío (no tenía mecenas en ese momento). Un comentario así puede hacer mucho daño, y este lo consiguió, pero fui cabezona y seguí adelante. No mucho después llegaron mecenas, solo un par, y fueron más que suficientes para ponerme las pilas.

Fan art a lápiz de Roy Mustang, personaje de Full Metal Alchemist. Está tumbado boca abajo en una cama, solo con ropa interior.
Este fue uno de los dibujos que hice como recompensa a una mecenas. En la versión original no lleva nada puesto. Por favor, no lo uses sin mi permiso.

En esos meses me sentí muy bien con el dibujo. Mejoré bastante gracias al NSFW, vinieron más mecenas y, dado que todavía sentía que no merecía un apoyo económico habiendo tantes artistas mucho mejores y más productives, me esforcé muchísimo para mantenerme a la altura a pesar de que mis mecenas siempre me decían lo mismo: que no hacía falta, que no me apoyaban para eso. Y, en algún punto, empecé a ver que este esfuerzo no daba resultados.

Mi Patreon se estancó, mis publicaciones en redes mantenían las mismas cifras o incluso peores que cuando retomé el dibujo años antes y tampoco estaba del todo contenta con lo que hacía. Básicamente, no me gustaba casi ninguno de mis trabajos y, cuanto más los miraba, más fallos les veía. Eso me sigue pasando, y de hecho al escribir esta entrada y elegir las obras para poner aquí, me he horrorizado al ver algunas que creía que estaban bien.

Soy una persona a la que le cuesta esforzarse. Lo hago, y mucho, pero ya solo eso requiere esfuerzo previo. Por eso cuando veía que mis esfuerzos no daban fruto, llegaba la frustración. Es ideal decir que tenía seis mecenas y eso está muy bien, que casi todas mis publicaciones de Instagram llegaban a los 20 likes y eso son muchas personitas diciendo «ey, me gusta lo que haces»... pero reconozcámoslo: es muy poco. Veinte likes se alcanzan con cualquier foto bonita de un café. Seis mecenas, teniendo en cuenta que no soy (era) artista profesional está genial, pero no tanto el estancamiento y la sensación de que ya estaban todes, que no vendrían más.

Y luego está esa inevitable comparación. Todo el mundo dice que no hay que compararse, pero también todo el mundo sabe que es imposible no hacerlo. Y yo no paro de hacerlo, por arriba y por abajo. Por arriba: veo a artistas que son goals para mí y siento que jamás alcanzaré ese nivel de manejo en anatomía, originalidad, coloreado, composición o cualquier otra cosa. Y por abajo, y esto soy consicente de lo feísimo que es, pero no puedo evitar sentirme así y lo escribo porque este es un espacio solo para mí: veo artistas con una técnica muy deficiente, que sus dibujos transmiten una sensación de cero esfuerzo y que ni siquiera son constantes en redes alcanzar unas cifras que son como el triple o el cuádruple de las mías. Teniendo en cuenta que nunca estoy del todo contenta con lo que hago, estas dos comparaciones no hacen sino repetirme una y otra vez: «¿de verdad está bien lo que hago?».

Fan art digital de Yuuri y Viktor, del anime Yuri! On Ice. Son dos patinadores profesionales patinando juntos sobre hielo. Van vestidos iguales, con pantalones negros y camisa vaporosa. Uno de ellos lleva la camisa azul, pelo corto y negro peinado hacia atrás. El otro, camisa rosa y pelo corto y gris. Al fondo se ve mucho público.
Una de las ilustraciones de las que sí me siento orgullosa, aunque cuanto más tiempo pasa más fallos le veo. La tengo tatuada, por cierto.

Siempre me quedará la satisfacción de ser capaz de plasmar lo que he ideado... solo que no, porque no lo logro, o no del todo. El proceso de aprendizaje es así: la habilidad siempre va mucho más despacio que la propia exigencia. Aquí es donde es clave lo del talento que comentaba antes: yo no tengo talento. Sí creo en él, pues hay personas que tienen mucha más facilidad para el arte y esto es así. Estoy de acuerdo en que quizás un 90% es esfuerzo, perseverancia, práctica, estudio y muchísimas horas dedicadas al dibujo, pero es 10% sobrante sí es talento, si entendemos por ello la capacidad de asimilación y la creatividad de cada persona, que es algo que no se aprende sino que viene de fábrica. Yo siento que tengo el 90%, pero no el 10%. Soy creativa, sí, pero no tengo grandes ideas. Y la calidad de mi arte ha llegado a este punto a base de perseverancia y práctica, ya que mi capacidad de asimilación es tirando a baja. Así que yo quiero mejorar. Quiero superarme de una ilustración a la siguiente y quiero verme capaz de hacer realidad mis ideas, las pocas que tengo, pero nunca lo consigo del todo y, lo que consigo, es algo a medio camino de lo que quería. Para que te hagas una idea, la ilustración de arriba se llevó unas treinta horas de trabajo real. No treinta horas de sentarme al pc, abrir el Clip Studio y dibujar a ratos sino treinta horas con el lápiz en la mano. Esa ilustración obtuvo 44 likes en Instagram. Sí, el doble de lo que suelo alcanzar pero aun así... 44. Tengo más de 300 seguidores. Y mi nivel de orgullo con ella tampoco compensa, ni de lejos, todas esas horas.

Entonces ¿qué me queda? Si me cuesta tanto esforzarme y mi esfuerzo no da frutos porque no soy capaz de reproducir lo que tengo en la cabeza, no observo mejoría significativa de un tiempo a esta parte, no alcanzo casi a nadie ni obtengo apenas reconocimiento... ¿dónde está mi motivación? No la tengo. Me encantaría, de verdad te lo digo, disfrutar el simple hecho de dibujar sin pensar en el resultado, sin pensar en si saldrá bien, en si lograré lo que quiero y muchísimo menos en si recibiré reconocimiento una vez lo publique, pero no puedo porque necesito esos alicientes, y puedes tacharme de persona horrible, de desagradecida o de ambiciosa, pero eso no va a cambiar nada. Es como el clásico «¿estás triste? Pues no estés triste». Amigue, eso no soluciona nada.

El otro día me puse a dibujar porque quiero hacer una mascota para nuestro club de Go. Al final salió un boceto bastante decente, pero no sabes lo que me costó llegar a ello porque lo estaba haciendo sin ganas y porque esta falta de motivación me ha drenado la creatividad. Me costó muchísimo encontrar el ritmo y, hasta que al fin empezó el boceto a tomar una forma decente, estuve hasta pasándolo mal. Solo porque estaba en directo en Twitch no cerré en Clip Studio y lo dejé para otro día. No he vuelto a ponerme con ello.

Ojalá dentro de algún tiempo (poco, espero, no quiero volver a estar 12 años sin tocar un lápiz) vuelva a recuperar las ganas, porque es una afición bonita de la que durante un tiempo estuve orgullosa, y ojalá sepa volver a apreciar el proceso sin pensar en nada más, pero por el momento... esto es lo que hay. Y ¿sabes qué? Es exactamente lo mismo que me ha pasado con la escritura.

Quizás yo no haya trabajado lo suficiente en darme esa visibilidad (con la escritura soy consciente de que es así), quizás sin pretenderlo estoy ocupando el espacio de otras personas que sí viven de esto y no debo ir más allá, o quizás, simple y llanamente, tengo mejor concepto de mí misma que la realidad y ese es todo el problema. En todo caso, ojalá no me afectara.

sábado, 20 de abril de 2024

Receta: mujadara

Fácil, económico y 100% vegano a no ser que añadas la salsa, pero es que sin ella ya está espectacular. Esta es la receta que sigo, aunque con un par de variaciones.


Fotografía del plato cocinado.


INGREDIENTES:
  • Dos cebollas
  • Aceite
  • Lentejas (mis favoritas son las pardinas)
  • Arroz
  • Comino molido
  • Pimienta (opcional)
  • Para la salsa (opcional): yogur griego natural, limón y menta o hierbabuena.
  • Dátiles (opcionales también)

PREPARACIÓN:

Corta una cebolla en juliana y pica la otra. 

En una sartén amplia (yo utilizo mi wok), sofríe a fuego medio-bajo con un poquito de sal la cebolla que has cortado en juliana, hasta que quede caramelizada, y luego resérvala.

Mientras, aprovecha para empezar a cocer las lentejas: solo 10 minutos en agua con sal. Luego escúrrelas y resérvalas.

Sofríe la cebolla que picaste igual que has hecho con la otra: a fuego medio-bajo con un poquito de sal hasta que esté caramelizada.

Después añade agua, el arroz y las lentejas que tenías reservadas. ¿Qué cantidades? Ya sabes, yo lo hago todo bastante a ojo y este blog no es especializado en cocina, así que... suerte con eso. Echa sal y pimienta (opcional, solo si quieres un toque picante) y media o una cucharadita de comino molido (también depende de cuánta cantidad estés haciendo y cómo de fuerte te gusten las cosas. De nuevo, estoy asumiendo que tienes un mínimo de manejo en los fogones).

Déjalo el tiempo de cocción del arroz, te recomiendo no remover demasiado para que el arroz no suelte mucho almidón ya que eso hará que se quede plastoso. Es buena idea tener agua hirviendo aparte por si ves que se está evaporando pronto, así puedes añadir sin cortar la cocción.

Si también quieres hacer la salsa, el momento es ahora, mientras se cuecen el arroz y las lentejas. Mezcla en un bol un yogur griego por comensal, el zumo de medio limón (¡cuidado con los huesos!), un poquito de sal y bastante menta o hierbabuena. Lo ideal es usarla fresca; como yo no suelo tener, uso hierbabuena seca y queda igualmente rico.

En cuanto estén el arroz y las lentejas sírvelo, pon a modo de topping la cebolla en juliana que reservaste antes y echa la salsa por encima. Y mi toque es cortar un par de dátiles para cada plato y echarlos por encima. 

Este plato está de escándalo. Yo lo considero muy fácil, aunque quizás lento porque la cebolla hay que hacerla despacio para que no se queme. Quizás si eres muy muy principiante meterte a caramelizar cebolla no es la más sabia de las decisiones, pero si ya has pasado del nivel de los macarrones con tomatico, no solo te recomiendo que lo pruebes sino que te lo pido por favor, porque de verdad es brutal el gustito que tiene y lo bien que sienta. Además, si necesitas llevarte tupper al trabajo, no hace falta ni que recalientes porque frío también está buenísimo. Eso sí: cuidado si, como yo, haces de más, porque igual cuentas con tener la comida lista para otro día pero te lías a repetir y te quedas sin nada.

jueves, 11 de abril de 2024

Marzo

Me salté el resumen de febrero y ahora ya no tiene mucho sentido ponerlo, ¿no? Tampoco es algo de suma importancia, a decir verdad.

Mi mes de marzo podría resumirse muy fácilmente: Final Fantasy VII Rebirth. En serio, casi no he hecho nada más.

Básicamente y como ya comenté en la entrada que le dediqué al juego, cada rato libre que tenía en casa lo empleé en jugar. A mi ritmo normal, un juego de 130 horas me lo paso en unos tres meses, y este tardé dos, así que imagina el nivel de enganche. Pero bueno, algo sí salí a que me diera el aire.

El evento principal fue, por supuesto, el campeonato de go en Sevilla. Debo decir que lo pasé regular por el sueño: me levanté a las cinco y media después de haber dormido unas tres horas, cogí el coche y tiré yo sola para Sevilla. La ida fue bien, pero la vuelta, ay. Aguantaba despierta, de lo contrario no me habría arriesgado y habría pedido asilo a alguien o buscado alojamiento, pero estaba cansadísima y con cierto mareo por culpa del sueño.

Cartel del campeonato de Sevilla con una pintura tradicional japonesa de dos mujeres jugando a go

El campeonato en sí tampoco me fue bien. Perdí todas las partidas y no tuve la sensación de haber aprendido nada. Porque en el go da igual que ganes o pierdas: siempre aprendes. Pero yo estaba tan cansada que no retuve ese aprendizaje para nada. Al menos mi rango se mantuvo en 13kyu. Solo es un número, pero no me gustaría bajar.

A principios de mes tuvimos sesión de bricolaje express. Se nos rompió el cristal de la mesa del salón y vimos que costaba más encargar uno que comprar una mesa nueva. De todas formas, la pobrecita estaba ya para jubilar: se meneaba por todas partes y Sergio ya le había hecho apaños en dos ocasiones. Llevábamos tiempo detrás de comprarnos una, así que este fue el momento.

La pedimos por internet a una tienda de muebles y nos llegó mal el kit: con un roce dado en uno de los listones y con una pieza repetida y otra faltante. Lo del roce no nos importó. Da rabia, pero es en un sitio no visible, así que bueno. Lo de la pieza ya sí, porque se trataba de una pata y nos encontramos con tres patas de un lado y una del otro. Por suerte, en cuanto escribí a la tienda se pusieron en contacto con el proveedor y nos enviaron sin ningún coste la pieza buena. Ahora ya tenemos mesa, lo malo es que es algo más baja que la anterior (es una de esas de centro que levantas el tablero para comer, no tenemos mesa alta) y resulta un poco incómoda, pero bueno, fue compra de emergencia y además costó 70€.

Foto de las patas de la mesa. Se ve que hay tres iguales y una diferente.

También volví al Hot Pot. Hace poco abrieron uno nuevo en Málaga y se marcaron una campaña de márketing bestial. Tanto es así que, cuando mis amigues llamaron para reservar, les dijeron que estaba todo completo hasta después de Semana Santa. Ya pasada esa fecha, el restaurante emitió un comunicado diciendo que por el momento no se realizarán más reservas y atenderán en orden de llegada. Así que, siendo tan difícil ir, acabamos en el que ya conocíamos, el Hot Pot de Torremolinos donde comimos el día de mi cumpleaños, y salimos con la barriguita llena y el corazón contento.

Como yo soy la única vegetariana del grupo, no me importó comer carne por ese día ya que no llevo este tipo de alimentación de manera estricta. Me preguntaron si tenía algún problema, eso sí, ya que todes estaban dispuestes a prescindir de la carne, pero yo soy solo una en un grupo de seis (bueno, una persona nos falló, así que fuimos cinco) y no quiero arrastrar a todes. Además, les gusta mucho la verdurita, los fideos, las setas, el tofu... Más o menos podría decir que los platos de carne eran como 1/4 de todos los que pedimos, y yo los probé pero comí poquito, porque de lo demás había más que de sobra.

La verdad es que los Hot Pot son un sitio genial para ir. Eso sí, no merecen la pena si sois poca gente (a partir de cuatro personas ya empieza a salir mejor de precio por cabeza) y, si sois escrupuloses, no es vuestro sitio, ya que todo el mundo echa cosas a la olla y, aunque hay cucharones para servir y se pueden pedir palillos extra, alguien acabará metiendo los propios seguro.

Mi capricho absurdo del mes fue... una olla. Fui consciente desde el primer momento que era eso: un capricho. Se trata de una olla de hierro fundido esmaltada. Las reseñas de este tipo de menaje hablan siempre de lo mismo: que la comida sale buenísima porque se cocina a fuego lento. Te voy a ser sincera: sale igual. Es una olla. Pesa muchísimo y requiere mantenimiento porque ni se puede dejar secar al aire, ni se puede guardar de cualquier manera. Pero es súper bonita y ya está. La estoy usando bastante, y eso es lo que importa: la quería, la compré y le doy uso, punto.

Eso sí, como este mes parece que fue el de las compras accidentadas, también tuve problemas con ella. Originalmente, yo pedí una que tenían en Lidl. Llevaba viéndola bastante tiempo cuando iba a la compra y la miraba con ojitos, pero siempre me resistía. Cuando me decidí, fui al Lidl de mi pueblo y ya no la tenían; fui al más cercano y tampoco. Así que la pedí online. Me llegó la caja en malas condiciones la olla con dos picotazos dados y una capa importante de polvo por encima. Está claro que me habían mandado una que tenían expuesta en tienda, pero el precio era el mismo y no me pareció bien. Así que gestioné la devolución y pedí a otra tienda, donde sí me mandaron una a estrenar.

El asa y el borde tenían un desconchón en la cerámica.Foto de la tapadera de la olla en la que se aprecia claramente la capa de polvo al haber retirado yo un poco con el dedo y quedarse marcado

Es una pena, porque la de Lidl, de 3 litros de capacidad, costaba 20€ y pico, mientras que la que tengo ahora son 2 litros y costó 50, pero no quería arriesgarme a que me volvieran a enviar otra olla de exposición o en mal estado. Supuse que, dado que ya no la tenían en tienda, lo que quedaba en la web eran los excedentes.

Y hablando de compras accidentadas: la de el primer volumen de El gran maestro de la cultivación demoníaca fue otra. No tanto como la mesa y la olla, no hubo devoluciones de por medio, pero tampoco fue cosa de ir y comprar.

Yo tenía una reserva en la librería de cómics y frikerío general de Málaga a la que suelo ir siempre. Tengo que decir que esta librería nunca ha respetado las fechas de lanzamiento de las novedades, o al menos nunca ha sido así con las novedades que me han interesado. Según me explicaron cuando el primer tomo de Hikaru no Go, es que les llegan a lo largo de la mañana, ni siquiera a primera hora, y luego tienen que encontrar el hueco de sacar el material de las cajas y distribuirlo. Ahí no me voy a meter. Sé que en cierta tienda grande de libros y tecnología tienen las novedades el día anterior a su lanzamiento, de forma que, al abrir al día siguiente, ya están puestas en las estanterías, pero es posible que las editoriales den prioridad a este tipo de superficies o que mi tienda friki de (no tanta) confianza las reciba en su otra tienda en Málaga y desde ahí hagan el reparto al otro local. Da lo mismo, el caso es que yo tenía mi reserva hecha y daba por hecho que podría ir a recogerla al día siguiente.

Ese día, yo tenía turno partido. Si recibía el correo, tenía que ir a Málaga, en plena Semana Santa, entre los dos turnos del trabajo, comprar la novela y volver. Y solo tenía dos horas y media para hacerlo, muy justito. Menos mal que tuve la precaución de no dar por hecho que el libro estaría en la fecha esperada, porque no recibí ningún correo ni ese día ni al siguiente que, además, también tenía turno partido y solo dos horas disponibles.

Al final, y ya que ahí no hay que pagar por adelantado para hacer las reservas, opté por pedirla a la misma web de Norma. Recibí el libro en casa antes que el correo avisando de que ya podía ir a la tienda. Les respondí diciendo que no iría a por ella para que no tuvieran ahí una venta menos por mi culpa, y se acabó.

Y este fue básicamente mi mes. El Final Fantasy no influyó en mi cantidad de salidas, porque yo de todas maneras salgo poco, pero sí en otras actividades que de normal hago en casa. Eso, sumado a muchas horas de trabajo, hicieron de marzo un mes no demasiado interesante.

lunes, 8 de abril de 2024

Final Fantasy VII Rebirth (con spoilers)

Después del chasco tan grande que supuso el Final Fantasy XVI, confieso que esperaba la llegada de este como agua de mayo y, salvo alguna cosa que no me ha gustado y de la que voy a hablar en esta entrada, he disfrutado cada hora de las 130 invertidas. Sí, has leído bien: 130 horazas de juego.

Antes de que sigas leyendo, te advierto de que esta entrada va a contener spoilers gigantescos. A ver, estamos hablando de un juego de 1997 y estoy segura de que ya te los has comido todos, pero si por un casual has conseguido evitarlos o no quieres saber detalles de este remake, te advierto que no me voy a cortar un pelo. Ah, y tampoco está de más recordar que lo que vas a leer aquí es mi opinión, que no es más ni menos válida que la tuya y que está permitido pensar diferente en cuanto a gustos se refiere.

Portada del juego en la que aparecen Cloud a la izquierda, Sephiroth en el centro y Zack a la derecha.

Siempre que veo una adaptación o un remake, trato de no juzgarlo basándome en su parecido con el original, sino como producto independiente. Esto hace que disfrute mucho más de las cosas, aunque no siempre lo logro y, si bien este juego consigue tener identidad propia, no he podido evitar comparar en ocasiones.

Pero quiero empezar por lo bueno. Son muchas, muchísimas horas de entretenimiento. Un enorme mundo abierto para explorar, gran cantidad de misiones secundarias que, además, son interesantes, incluso enriquecen la trama principal (no como las de cierto otro Final Fantasy que consisten en ir a la otra punta del mundo a por un champiñón, AJEM), humor y mamarracheo mezclado con todo el drama que no puede faltar en ninguna entrega de esta saga y una banda sonora magistral.

La mecánica de exploración está muy bien conseguida al tener ahí al personaje de Chadley que nos pone una serie de puntos a completar por cada región. Así, el juego nos anima a no ceñirnos a la historia principal al tener un número finito y realizable de cosas por hacer, pero teniendo la posiblidad de saltarnos todo esto si es que preferimos jugar la trama y ya. En lo personal, a mí me gusta exprimir al máximo los juegos siempre y cuando el juego me esté gustando y mi habilidad me lo permita, así que obvio que completé al 100% todas las regiones, aunque me dejé alguna cosita porque confieso que llegó un punto en que me pudo la impaciencia por llegar al final.

Una de las cosas que más me han gustado ha sido los escenarios. He dicho que trato de no comparar, pero claro, sigue siendo un remake y la comparación es necesaria en algunos puntos. Este es un buen ejemplo. Los escenarios, aun habiendo cambiado una barbaridad, son un digno sucesor del juego original. Cada ciudad te proporciona una primera impresión buenísima en la que dices: "¡es igualita a como la recuerdo!", pero luego, cuando te adentras, ves cómo la han ampliado y te gusta todavía más. Incluso en Kalm, que pasa de ser una aldea con cuatro gatos a una ciudad turística. Nibelheim y el reactor de Nibel son otros ejemplos de esto. Eso sí, también hay excepciones, como la Capital Olvidada, que no me gustó demasiado.

La adaptación musical es otra delicia que he disfrutado de principio a fin. Para mí, la música es uno de los factores más importantes en un videojuego y no me ha decepcionado. Ya no solo por lo increíbles que han quedado las nuevas versiones, sino también por cómo lo han hecho para adecuar las piezas y sacar varias versiones dependiendo del ambiente de cada escena. Gratísima sorpresa que también hayan incluido temas del Crisis Core y de Advent Children (aunque creo recordar que en el Remake ya había música de Advent Children). 

Cloud en la playa con bañador y sujetando una sombrilla de playa como si fuera su espada.
Maravilloso homenaje a la escena de la playa del Crisis Core en la que Zack lucha con una sombrilla de playa.

Hablando de música, qué pasada el tema del combate de Gilgamesh. El caso es que sé que es un tema de los Final Fantasy más antiguos, pero no logro recordar de cuál y por más que busque, no encuentro ese dato. Hubiera jurado que era del 3, pero no lo encontré. La verdad es que fue uno de los mejores combates del juego, y el personaje en sí de Gilgamesh fue un puntazo. Mereció muchísimo la pena hacer toda esa parte de los encargos de Chadley.

Quiero saltar ahora a otro tema, el de los personajes nuevos. Ya conocíamos a Chadley que, por algún motivo (quizás me he perdido algo de información o se me ha olvidado), mientras que en el Remake es un becario de Shinra, en el Rebirth es un androide cuya finalidad es recabar datos del planeta. No veo por qué no conservar el concepto original de que era un becario. Sigue trabajando para Shinra, así que no tiene mucho sentido. También está MAI, una inteligencia artificial absolutamente insufrible que te da info acerca de monstruos. Para mi gusto, podrían haberse ahorrado este personaje y haber dejado que Chadley hiciera ese trabajo, o al menos haberla hecho menos insoportable y estridente. En serio, la odié.

En general, hay un montón de personajes de trasfondo que, tengo que reconocerlo, me parecen un poco sacados de contexto. Era de esperar que los diseños y la psique de este tipo de personajes fueran muy diferentes a los de personajes que ya conocemos, porque estos últimos están pensados hace casi treinta años, con el aspecto y el peso cultural de ese momento, pero estoy segura de que podrían haber hecho algo un poquito más acorde al tono general del juego. En todo caso, esto es un poco para sacar la puntillita, en ningún momento hace que se disfrute menos (aunque, tengo que reconocerlo, que los contrincantes en el Queen's Blood te cuenten su vida, obra y milagros antes de echar la partida, da mucho por saco).

Por cierto, eso. El Queen's Blood. Pegué un salto en el sofá al ver que habían metido un juego de cartas, y además me encantó. No completé todos los torneos ni conseguí todas las cartas porque, como ya he dicho, al final me pudo la impaciencia y lo dejé a medias.

Venga, y ahora que he mencionado las cartas... minijuegos. Ya sabemos que uno de los puntos en común de los Final Fantasy son los minijuegos y en esta entrega lo han querido exprimir al máximo. Tanto es así que a veces... se pasan. Los hay chulísimos, eso sí. Yo le daría el premio al Queen's Blood, a las batallas de Fuerte Cóndor en las que salen nuestros personajes como si fueran los sprites del juego antiguo, una genialidad sin duda— y a las carreras de chocobos (otro punto que dejé a medias, son un montón y bastante difíciles para mi habilidad, pero muy divertidas). Lo que pasa es que a veces ya daba la sensación de tener minijuegos hasta en la sopa. Costa del Sol y los birruedas, tanto lo de hacer kilómetros como lo de aparcarlos... un rollo; el sr. Delfín en Bajo Junon; los moguritos porculeros... La gran mayoría son completamente opcionales, pero en varias ocasiones son obligatorios para seguir con la historia. Que da igual, esto ya pasaba en el original y no digo que me sobren todos, sino que tuve la sensación de que, a veces, no pegaban. Quizás en momentos en que el ritmo de la historia pretendía ser algo más trepidante y de golpe te interrumpían con un minijuego ahí en mitad. Aun así, la mayoría son muy entretenidos y casi siempre los vamos a poder repetir gracias a alguna misión secundaria, lo cual está genial pensado para aquellas personas que sí quieran y puedan exprimir el 100% del juego.

Barret, Cloud y Tifa como si fueran los personajes del juego original, bajitos, cabezones, con polígonos, los hombros anchos y los puños enormes.
Aspecto de nuestro grupo en el minijuego del Fuerte Condor.

Y ya para terminar, que ya va siendo hora de comer, los puntos que menos me han gustado son, precisamente, los que hacen que no pueda evitar juzgar como remake y no como juego nuevo.

A un nivel muy general, tengo que reconocer que todo el asunto de los diferentes mundos y destinos... se me hace difícil de seguir. No es mala idea, pero quizás yo no he sido capaz de captar todo o simplemente no está bien explicado, lo cual no sería novedad. Ya estamos muy acostumbrades a Nomura y sus finales de juego que solo tienen sentido en su cabeza pero a ti te hace sacar mil teorías, todas plausibles. El caso es que, en el final del juego, todo este galimatías se carga por completo el clímax, concretamente la escena de la muerte de Aerith.

Según comprendí, ya que desde un principio la trama juega con dos universos paralelos, uno en el que se desarrolla todo el juego y otro en el que Zack sobrevive al final del Crisis Core y entra a Midgar junto a Cloud, lo que sucede a partir de la escena en la Capital Olvidada es esto. Se crean más universos paralelos según los protagonistas y Zack toman decisiones y tratan de desafiar al destino, y finalmente, en la mente de Cloud, varios de estos universos convergen o, al menos, dos de ellos.

Vemos cómo, al igual que en el original, Cloud consigue tomar control de sí mismo no matando a Aerith y entonces Sephiroth aparece desde arriba para hacer él el trabajo. Pero entonces, y en este punto me quedé patitiesa, Cloud detiene la Masamune y logra salvar a Aerith. Pero al mismo tiempo no, Sephiroth la mata y vemos la preciosa y tristísima escena en la que ella, al perder la vida, cae al suelo, se le suelta la trenza y su materia blanca rueda hasta caer al agua. Después de los combates finales (tenía mucho miedo de que no conservaran el combate contra Jenova con el tema musical de Aerith y yo luchando y al mismo tiempo llorando a lágrima viva, pero sí, lo conservaron) y de luchar contra Sephiroth en un combate que me llevó al borde de la ansiedad y que logré superar tras muchas repeticiones, poner el modo fácil y verme un tutorial, pasan demasiadas cosas y ninguna que pueda explicar con claridad. Y no tienen nada que ver con la historia original.

El hecho de que eliminaran la escena de Cloud sumergiendo el cuerpo de Aerith me dolió especialmente. Es una escena muy triste, pero también una de las más icónicas del juego y básicamente se la han cargado para meter todo este galimatías extraño. No sé si la acabarán metiendo en la tercera entrega, pero en mi opinión ya no valdría porque ya se han cargado el momento.

Que el final no hace ni mucho menos que mi opinión sobre el juego en general varíe. Sigo diciendo que he disfrutado muchísimo y que valen la pena todas las horas invertidas, pero es que lo terminé y me quedé... fría.

Tampoco me gustó el trato que les dieron a Cid y a Vincent. Para empezar, no son personajes jugables. Estaba deseando poder manejar a Cid, porque es mi favorito, y menudo chasco me llevé. Y no solo eso: es que ni siquiera tiene papel en la historia más allá que el de hacerte de taxista con el Potrillo. Toda la parte de su casa, del programa espacial de Shinra, de Palmer yendo a requisar el Potrillo y nuestro grupo robándoselo... eso no está. Cid simplemente aparece y nos lleva a sitios, y ya para el final se implica un poco más, pero poca cosa.

Vincent (moreno, piel blanquísima, ojos rojos, ojeras y capa roja) consultando un dispositivo y, sobre su hombro, Cait Sith (un gato blanco y negro con guantes y corona)
Adoré esta escena de Cait Sith subido a la chepa de Vincent.

Con Vincent pasa algo similar. La forma en que se une a nosotres sí, es similar, pero prácticamente no sabemos nada de él. Espero que en el tercer juego solucionen esto en ambos casos y que sean jugables, porque sería una cagada muy grande que no lo hicieran.

Ahora ya solo falta esperar al desenlace de la saga y cruzar los dedos para que no repitan la jugada y lo saquen para la siguiente generación de consolas. Según tengo entendido, dicen que será vastísimo, y yo me pregunto cómo van a hacerlo. Porque vale que desde la muerte de Aerith aún queda mucha historia, pero salvo Wutai y la región de Iciclos, ya está todo el mapa recorrido.

Mi apuesta es que se van a marcar un Tears of the Kingdom y van a reiniciar todos los puntos de exploración que hemos descubierto gracias a Chadley, que la región de Iciclos será enorme y que tendremos un mapa submarino igual de grande que la superficie. Estoy deseando verlo.

Estoy segura de que me dejo en el tintero muchas cosas que quería comentar y, por si acaso he hecho demasiado hincapié en las cosas que no me han terminado de gustar, repito que tienen mucho menos peso que las que sí me han gustado, y que, en general, lo he flipado de principio a (casi) fin.

martes, 2 de abril de 2024

Hasta el papo de las IAs

Publico mucho menos en el blog de lo que me gustaría. No siempre hay tiempo/ganas de sentarse y escribir, y menos cuando se es como yo, que me distraigo con nada, me entretengo y además me enrollo más que las persianas y por eso tardo la vida en hacer una entrada. Y esta es una de esas que hay que escribir en caliente, porque vengo aquí a despotricar. ¿Problema? Que precisamente por lo que acabo de decir, cuando me pongo a ello ya me he calmado. Pero alguna vez hay que hacerlo, no puede faltar este tema en mi blog.

Hablo, como bien has leído en el título, de las IAs generativas.

No veo nada bueno en ellas. No, no vengas a intentar convencerme de lo contario, no me dejes una respuesta enumerando todas sus supuestas virtudes ni me escribas por privado para hacerme cambiar de parecer: no solo no vas a conseguirlo sino que además es muy probable que te lleves un block. ¿IAs de desarrollo e investigación? Oye, pues sí, si funcionan de verdad y nos solucionan cuestiones importantes, a tope con ellas. ¿Pero IAs generativas? Kill them with fire. Y de paso nos llevamos también las de consulta rollo chatGPT, que también tienen telita.

Los mayores problemas con este tipo de IAs son tres: pérdida del factor humano, vulneración de los derechos de autor y contaminación generada.

Quizás el primer punto sea el más abstracto y subjetivo de todos. Dudo mucho que a la gente que defiende este tema le interese lo más mínimo el punto de vista de le autore. Solo les interesa o bien ver un dibujito que solo sirve para impactar al primer vistazo y ya lo han cerrado antes de empezar a ver todos los fallos, o bien el aspecto tecnológico. Esto último podría entenderlo, pero no entiendo por qué, en cuanto descubren todos los problemas que acarrea, no paran.

Lo interesante del arte y de la literatura ya no solo es que te haga disfrutar a ti como espectadore/lectore, es que es, indudablemente, un reflejo de unos sentimientos que le autore quiere o necesita plasmar. Tanto en el arte como en la literatura, hay una persona detrás y su obra no va a limitarse al dibujo de una chica llorando o una escena triste escrita. Es que los trazos, los colores, la composición... todo va a evocar esa tristeza que quiere plasmar. Al igual que la prosa y el ritmo de lectura. Y así con todos los sentimientos y sensaciones humanas. Dejas que una inteligencia artificial haga tu dibujito o escriba tu novela y pierdes este factor. Y tal vez no te importe que tu público consuma tu dibujo o tu libro en vez de disfrutarlo. Tal vez no te importe que echen un vistazo de medio segundo y luego se olviden. Esta es la parte subjetiva, porque no todo el mundo tiene las mismas intenciones y lo que yo pueda querer cuando paso días haciendo un dibujo seguramente no sea lo mismo que otra persona cuando genera su contenido.

Personalmente, yo quiero que mis lectores se emocionen con lo que escribo, y sobre todo quiero que sientan lo mismo que yo sentí al escribir. ¿Cómo voy a sentir nada si una máquina hace ese trabajo por mí? Cuando se trata de dibujo, me gusta que mi esfuerzo tenga recompensa. Me gusta saber que alguien está disfrutando de un dibujo que me ha llevado treinta horas. Que ve esas manos que tanto me han hecho sufrir y piensa "eh, han quedado bien". Que ve los colores que he elegido yo y piensa "me encanta esta paleta". Y claro que frustra cuando tengo algo en la cabeza y no soy capaz de plasmarlo, pero amigue, en eso consiste el proceso creativo.

Así que cada vez que veo a esa gente tan contenta diciendo "he dibujado esto" que en realidad está generado por una IA, no puedo evitar pensar que ni tienen esa sensación de logro tan reconfortante ni les importa lo más mínimo evocar nada en los demás. No puedo evitar compararles con les típiques generadores de contenido que hacen vídeos absurdos o muy polémicos no porque realmente crean en su proyecto, sino por los likes.

Es una situación que ha generado el panorama actual de las redes sociales. Internet ha acelerado nuestras vidas hasta unos límites brutales y nos ha metido en la cabeza que debemos generar, generar y generar rapidito y sin esfuerzo, porque si no nos quedamos atrás. Y mientras que antes nos metíamos en los típicos picrew para hacer nuestro avatar y en realidad disfrutábamos más del proceso que del resultado, ahora queremos nuestro avatar para ayer, porque se nos va el tiempo y tenemos muchas cosas que hacer. Y todas esas opciones de tu personaje como si lo hiciera Pixar o tu versión en Funko Pop son muy llamativas y jugositas y nadie se las quiere perder.

¿Hablamos, por cierto, de cómo ese tipo de IAs la han popularizado hasta estandarizarla? ¿De cómo han influido en el hecho de que la gente se ha familiarizado con este tema hasta el punto de ser ya habitual que se use en carteles, reclamos o cubiertas de libros? ¿Hablamos de cómo todo este panorama parece haber sido orquestado? Porque sonaré paranoica, pero no me creo ni por un momento que se haya dado la casualidad tremenda de que lo de las IAs haya cuajado tanto, pero tantísimo, que grandes compañías hayan empezado a despedir en masa porque ahora pueden usar IAs y a la gente le parezca bien.

¿De verdad crees que tú, queride, con tu publicación de Insta presentando al protagonista de tu libro hecho con IA, no has contribuido a este panorama? Pues sí, has contribuido y sigues haciéndolo porque tú, junto con tantas otras personas, has popularizado esta herramienta.

Ahora ya no es una cuestión tan subjetiva, ¿verdad? Así en una búsqueda rápida he encontrado, por ejemplo, un artículo acerca del despido de 1900 empleados por parte de Microsoft al adquirir Activision Blizzard porque la empresa apuesta por la IA. Hablamos de Microsoft, no del bar de Paco, una empresa que no necesita despedir a gente para ser rentable. Y que esa gente tampoco estaba cobrando por pintarse las uñas en horario de oficina.

Voy a pasar a otro asunto, y es el de la vulneración de derechos de autor, porque esto también me toca mucho las narices. Las IAs generativas se entrenan con millones de imágenes y textos, la grandísima mayoría con derechos y sin permiso de sus autores. ¿No ves problema ahí? Pues mira, el otro día mismo vi a una artista denunciar la copia descarada que se había hecho de su dibujo. Tenía una ilustración muy bonita de una chica y los fantasmas de sus mascotas. Alguien pidió a una IA que dibujara con su estilo y fagocitó el dibujo de una chica muy deforme, con las facciones del rostro fuera de sitio, y seres abstractos y deformes en lugar de mascotas. El dibujo de IA tenía como diez veces más interacciones que el de la artista, y ella por supuesto que no había dado su permiso ni para copiar su obra, ni para alimentar la IA con su estilo. Es una situación tremendamente injusta, porque ni siquiera podemos decir que la copia era mejor que el original. 

En este punto el argumento que se repite una y otra vez es el mismo: pues al final la inspiración consiste en eso. Ni de lejos. Las personas nos inspiramos al ver arte y leer literatura, eso es cierto, pero no copiamos. Mal asunto para quien lo hace, y de hecho dentro de la comunidad artística y literaria la copia y el plagio están muy mal vistos. La inspiración no va de eso, va de que lo que nos entra por los los ojos nos evoca sentimientos que a su vez producen ideas. Una inteligencia artificial no tiene sentimientos, no tiene ideas, solo asimila, asimila y asimila y hace un collage con todo lo que ha asimilado. "Pues como el Photoshop", es otro argumento que he visto mucho: no, tampoco. Primero, porque si yo hago un fotomontaje en un programa de edición de imágenes voy a elegir qué imágenes me gustan más y cuáles expresan exactamente lo que quiero expresar, no voy a meter 1000 fotos y a dejar que el Photoshop decida por mí. Y por supuesto, si quiero publicar ese fotomontaje, me voy a asegurar de que esas fotos sean hechas por mí, que tengo permiso de quien las ha hecho o que son de dominio público. Ya lo de "el arte digital es lo mismo" es que ni me molesto en rebatirlo. No me vayas a comparar una herramienta que sirve para dibujar desde cero con una que solo genera a partir de dibujos ya hechos.

Y por si todo esto no fuera suficiente, tenemos que sumar, además, el impacto medioambiental, y es que entrenar una IA generativa contamina una barbaridad muy absurda. Una búsqueda rápida en Internet ya me ha dado un dato: se genera la misma cantidad de CO2 que cinco coches durante toda su vida útil. Solo para entrenar UN modelo de IA. Eso, multiplicado por todos los que hay y se crean, viene a ser un despropósito, y más en estos momentos en los que nos estamos yendo bastante a la mierda en cuanto a cambio climático se refiere.

Si ya sabías que las IAs generativas destruyen empleos, vulneran derechos, roban y son altamente perjudiciales para el planeta y aun así sigues usándolas y defendiéndolas, déjame decirte que no eres muy buena persona.

domingo, 25 de febrero de 2024

Receta: Pasta de arroz con verduras y crema de cacahuete

Avisé de que subiría recetas y aquí estoy, cumpliendo mi promesa. Este plato lo he hecho hoy y nos ha gustado mucho.

Fotografía del plato. La pasta de arroz es ovalada y plana y el resto son verduritas cortadas y huevo revuelto.

INGREDIENTES:

  • Pasta de arroz (1)
  • Caldo de verduras (que tengas tú hecho, de brick o en pastilla)
  • Verduritas setas o champiñones
  • Huevos (2)
  • Aceite de girasol y de sésamo
  • Salsa de soja (mejor si es baja en sal)
  • Miel (3)
  • Crema de cacahuete 100%
  • Harina de maíz
  • Sésamo negro
(1)Es algo que encontré en la tienda de alimentación asiática, similar a esto pero como cortado a rodajitas. Si no lo encuentras prueba a sustituirla por otro tipo de hidrato como arroz, noodles, quinoa...
(2)Para la versión vegana sugiero secar tofu firme con un trapo o papel y desmigarlo, así no prescindes de la proteína.
(3)Usa otro endulzante que prefieras si no consumes miel, como por ejemplo sirope de ágave.


PREPARACIÓN:

Primero corta tus verduritas. Usa las que tengas por casa o las que te gusten, porque realmente este plato acepta de cualquier tipo. Yo usé media cebolla, una zanahoria, un diente de ajo, un cuarto de calabacín y cuatro champiñones.

Aprovecha para ir cociendo la pasta de arroz. Usa tu caldo de verduras para que adquiera regustillo. Si has optado por otra cosa como noodles tampoco es mala idea.

En un wok, cubre el fondo con aceite de girasol (a ver, de oliva es mucho más sano pero en esta casa nadie tiene apellido compuesto, no sé si me entiendes). Bate los huevos con un pelín de sal y, cuando esté bien caliente el aceite, échalos. ¿Cuántos huevos? Para esta receta, que me salieron dos raciones generosas, usé tres, tú usa los que te apetezca. Revuélvelos bien hasta que se hayan cuajado. Si has cambiado el huevo por tofu, sáltate este paso.

Como el huevo habrá absorbido todo el aceite, añade un poco más y mézclalo con un chorrito del de sésamo. Cuidado, que tiene un sabor bastante fuerte, así que no te pases. Ahora puedes saltear la verdurita a fuego medio para que no se queme. Echa algo de sal para que no quede soso.

Mientras puedes ir haciendo la salsa: En un bol, mezcla agua templada (como medio vaso), un chorro de salsa de soja, una cucharadita de miel, una de crema de cacahuete y una bien colmada de harina de maíz. Usa una varilla para que quede bien mezclado todo.

En cuanto ya estén tiernas las verduritas añade la pasta de arroz, mézclalo todo y agrega la salsita. Remueve para integrarlo bien y, si cambiaste el huevo por el tofu, ahora es el momento de echarlo. Deja que la salsa espese y reduzca (no tiene que quedar líquido, como ves en la foto) y ya está listo para servir.

Decora con un poquito de sésamo negro por encima.

Ya me comentarás si la pruebas y te gusta. Y desde ya te pido perdón porque todas mis recetas van a ser así. Yo suelo cocinar a ojo, voy probando y corrigiendo, a veces sale bien y otras... no tanto.

¡Que aproveche!