viernes, 3 de mayo de 2024

Abril

¡Con la poca actividad que tuve en marzo y la de cosas que he hecho en abril! Cómo se nota que he estado dos semanas de vacaciones...


@amimercury_art

Al fin me he enterado de cómo poner el vídeo directamente desde TikTok, meses me ha costado. Es que, hace como diez años, creo recordar que Blogger tenía otro diseño en la parte de escribir las entradas y, además, yo medio controlaba en html y lo escribía todo ahí a pelo. Ahora me he olvidado y además prefiero las cosas más sencillas.

La compra súper especial de este mes fue el Pop Up Parade de Sai. Ya tenía el de Hikaru, me faltaba este, y ojalá saquen a Akira también. La verdad es que las Pop Up Parade están muy muy bien, son figuras detalladas a un precio bastante asequible. Es cierto que la pintura es sencilla, pero están muy logradas. También he aprovechado que la nómina vino bien y la devolución por la declaración de la Renta para renovar mi bolso —después de años llevando mochila, vuelvo a una bandolera—, actualizar un poquito mi biblioteca de mangas y hacerme con un reproductor portátil de MP3 porque ya estoy harta de que Spotify no tenga todo lo que me gusta oír.

La casualidad quiso que estuviera libre cuando se celebró la Retro Pixel, una exposición de videojuegos antiguos que se hace en Málaga creo que cada año. Y, para más casualidad, Sergio tuvo el día libre, así que fuimos los dos.

Exposición de ordenadores antiguos de Apple
Parte de la exposición, dedicada a Apple.

Dos máquinas tipo Game & Watch pero con dos pantallas.
Yo tuve el Lifeboat y le eché muchísimas horas.

Me gustó mucho ir. Entrada libre, aparcamiento fácil, el recinto poco masificado y, lo que es más importante, no era un mercadillo. Y es que el mundillo del retrogaming ha degenerado muchísimo. Hace muchos años que íbamos por las tiendas de segunda mano buscando juegos interesantes y siempre encontrábamos algo a un precio adecuado. Pero entonces llegaron los listillos de turno, empezaron a comprar en masa y a revender carísimo, las tiendas de segunda mano se subieron al tren y se acabó creando una burbuja bestial. Lo que viene siendo la especulación de toda la vida, vamos. Así que estuvo muy bien ver que había charlas muy interesantes (no pudimos ir a ninguna), un montonazo de máquinas para jugar y una exposición muy apañada. Y la única parte de mercadillo era un puesto en el que solo se podía pagar en cupones, y dichos cupones se obtenían dando kilos de comida para donar a Los ángeles de la noche. ¡Ah, y la entrada gratis! Por desgracia, solo pudimos ir en domingo, por lo que no había nada abierto donde ir a comprar comida para donar.

Siguiendo en la tónica videojueguil, y supongo que muy en parte por haber tenido vacaciones (dos semanas, nada menos), empecé el Hades. Sí, ya le había echado más de 150 horas en su momento y me lo había pasado, pero lo cierto es que llevo varias de las piezas musicales de su banda sonora en el coche y me entraron muchas ganas de repetir. Además, ya mismo sale el Hades 2, así que jugar al 1 como que me quita un poco las ansias. Y no contenta con empezar OTRO juego que ya había jugado, rebusqué en la caja donde tenemos todos los de XBox 360 y saqué el Fallout 3. En este caso, la serie de Fallout que ha salido recientemente tiene la culpa, y si no la has visto, te la recomiendo encarecidamente.

Así que ahora mismo tengo cuatro juegos a medias: el Hades, el Fallout 3, el Yakuza Zero y The Great Ace Attorney 2. Ahí, a tope. Lo malo es que me conozco y, en cuanto vuelva a trabajar, alguno de esos cuatro se va a quedar abandonado.

Ya videojuegos aparte, voy a aprovechar esta entrada para no recomendar un restaurante. En el video me veis tan feliz bebiéndome el caldo del ramen porque lo primero es el postureo, pero tengo que decir que ese restaurante no nos entusiasmó. No iba a decir el nombre por no hacer mala publicidad, pero aunque el número de personas que leen este blog ha aumentado desde la entrada sobre las IAs, seguís siendo cuatro gatos y apuesto a que no vivís en Málaga. Y, si se da la casualidad, como mucho el sitio va a dejar de ganar une cliente, lo cual no va a suponer nada. Se trata de Mooka Ramen, un restaurante de ramen con decoración de anime que abrieron el pasado febrero en el centro de Málaga.

Cuenco de ramen. Lleva unas rodadajas de berenjena, alga, algo que parece pollo pero es proteína vegetal y cebolla crujiente.
El ramen vegetariano que me pedí yo.

Antes de ir ahí a la aventura, miramos las reseñas. Los comentarios más frecuentes eran: mal trato por parte del personal y el mejor ramen que vas a comer en Málaga. A lo primero no le hicimos caso. Como trabajadores en hostelería que somos Sergio y yo, sabemos perfectamente que casi siempre que el personal trata mal a la clientela es o bien porque la clientela llega con mala educación y exigencias, o bien porque el personal tiene un mal día. Por supuesto que hay gente gilipollas en todas partes, pero créeme que, en este caso, esa es la causa menos común. Lo importante era lo otro, lo de «el mejor ramen». Una cosa te voy a decir: llevo casi veinte años viviendo en Málaga y, de todos los tópicos que se oyen fuera de aquí, el de la exageración creo que es el único cierto. Sobre todo cuando se trata de hablar de comida. No te fíes de alguien de Málaga cuando te diga que algo va a ser lo mejor que vas a comer en toda tu puñetera vida, porque lo más seguro es que ese algo, simplemente, esté bueno. Así que tampoco confiábamos del todo en esa clase de reseñas y, por tanto, fuimos sin expectativas formadas.

Pues bien, diré que no fue una experiencia horrible. La comida estaba... buena. Poco más. Sergio pidió unos yakitori que estaban secos y duros, yo pedí unas gyozas de verduras que estaban insípidas, y el ramen... meh. Si lo comparo con el que sirven en el Natsu, el Yokocho o el Shifu (los tres restaurantes están en Alicante) se queda por los suelos, pero es que el de esos tres sitios y, en especial el del Natsu, es espectacular. Pero es que también si lo comparo con el que hago yo en casa usando caldo de brick, el mío está mucho mejor. Ya digo, no estaba malo. La berenjena tenía un gustito buenísimo, y la proteína vegetal (creo que era Heura) estaba rica, pero el caldo... suavecito suavecito.

Pero bueno, ya está, fuimos, nos dieron de comer y listo. Nada de personal borde, tuvimos trato con una camarera y con un camarero y en ambos casos fueron muy amables, el sitio estaba muy limpio, y mención especial al baño, impoluto. Pero... eso, la comida tirando a normalita, que por el precio que pagamos (42€ por los dos ramen, dos entrantes, un refresco y un agua) resultaba cara. Y la decoración, a ver, nosotros es que tampoco somos súper fans de lo que hay expuesto. Es todo como que muy mainstream: Dragon Ball, One Piece, Pokémon, Naruto, Los guardianes de la noche... mucho vinilo por todas partes, algunas figuras guays y un montón de neones. 

En fin, no me voy a alargar más respecto a este tema porque la entrada es mi resumen mensual, no una reseña gastronómica. Pero eso: si estás por Málaga o vives allí y quieres probar un ramen de calidad, quizás este no sea tu sitio. Se aceptan recomendaciones.

Como colofón final al mes, también la casualidad quiso que el Salón del cómic de Pizarra me pillara también de vacaciones. Sergio estaba trabajando, pero no mis amigues, así que propuse este plan sabiendo de antemano que no iba a ser la gran cosa y para allá que fuimos. Lo importante era tener plan, hacer algo distinto a lo habitual y, aunque no todo fue a pedir de boca, nos lo pasamos bien echando el día.

El Salón en sí nos lo ventilamos en una hora o menos. Mercadillo, como todos los eventos de esta clase, pero con una proporción muy alta de artistas y artesanes, lo cual está genial. De hecho, creo que solo había dos puestos grandes de merchan. Había un espacio bastante grande de ludoteca con dos mesas dedicadas al ajedrez (por supuesto, ya estoy pensando en ir con la gente del Go a invadir el año que viene) y un expositor llenito de juegos de mesa a disposición de quien quisiera. También varias consolas y ordenadores de libre uso cuyo catálogo no me atrajo (Fortnite, FIFA, Minecraft y creo que vi un Smash Bros, un Street Fighter y un Soul Calibur, estos dos últimos sí me gustan pero no jugué a nada) y un escenario. La verdad es que prefiero estos eventos pequeñitos a los grandes tipo FreakCon, Manga/cómic Barcelona etc, porque la chavalada puede ir y pasárselo bien sin dejarse un pastizal (por cierto, entrada gratis). El único punto negativísimo son los decibelios. Genial por parte de la organización porque tienen una hora pensada para personas sensibles al ruido, pero es que esa hora es de 11 a 12 del mediodía y el resto del tiempo, si siempre está al mismo volumen... pues pobre de la gente que esté allí trabajando. Yo iba feliz con mis loops puestos, pero a una de mis amigas se le olvidó coger los suyos y lo pasó mal.

Pero oye, ya digo, día guay con compañía guay y encima nos encontramos con la sorpresa de que había un globo aerostático cerquita del recinto al que pudimos subir. A ver, fue un visto y no visto, íbamos de dos en dos, el hombre nos subía a la altura de un segundo piso o así y vuelta para abajo, Pero chulísimo, yo había subido a uno de pequeña y nunca habría imaginado que repetiría a mis 43 años.

Globo aerostático en el aire a poca altura.
Un ratito después de hacer esta foto, me subí ahí.

Esa tarde la terminamos en unos viveros que hay en mi pueblo, dando paseíto entre plantitas y flores y con merienda rica.

Y ahora empiezo mayo con el estómago regular nada más, porque tengo que reconocer que llevo unos días comiendo por encima de mis posibilidades. Mención especial a la hamburguesa de lentejas y avena que me hice anoche, que estaba brutalísima.

A ver qué tal el mes, porque ya mismo llega la temporada alta y eso significa muchas horas en el trabajo, peores horarios y mucho estrés, pero bueno, Lo de todos los años, qué le voy a hacer. Lo que sí tengo claro es que la entrada de mayo no va a ser tan larga como esta. ¡Nos leemos!

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