lunes, 8 de abril de 2024

Final Fantasy VII Rebirth (con spoilers)

Después del chasco tan grande que supuso el Final Fantasy XVI, confieso que esperaba la llegada de este como agua de mayo y, salvo alguna cosa que no me ha gustado y de la que voy a hablar en esta entrada, he disfrutado cada hora de las 130 invertidas. Sí, has leído bien: 130 horazas de juego.

Antes de que sigas leyendo, te advierto de que esta entrada va a contener spoilers gigantescos. A ver, estamos hablando de un juego de 1997 y estoy segura de que ya te los has comido todos, pero si por un casual has conseguido evitarlos o no quieres saber detalles de este remake, te advierto que no me voy a cortar un pelo. Ah, y tampoco está de más recordar que lo que vas a leer aquí es mi opinión, que no es más ni menos válida que la tuya y que está permitido pensar diferente en cuanto a gustos se refiere.

Portada del juego en la que aparecen Cloud a la izquierda, Sephiroth en el centro y Zack a la derecha.

Siempre que veo una adaptación o un remake, trato de no juzgarlo basándome en su parecido con el original, sino como producto independiente. Esto hace que disfrute mucho más de las cosas, aunque no siempre lo logro y, si bien este juego consigue tener identidad propia, no he podido evitar comparar en ocasiones.

Pero quiero empezar por lo bueno. Son muchas, muchísimas horas de entretenimiento. Un enorme mundo abierto para explorar, gran cantidad de misiones secundarias que, además, son interesantes, incluso enriquecen la trama principal (no como las de cierto otro Final Fantasy que consisten en ir a la otra punta del mundo a por un champiñón, AJEM), humor y mamarracheo mezclado con todo el drama que no puede faltar en ninguna entrega de esta saga y una banda sonora magistral.

La mecánica de exploración está muy bien conseguida al tener ahí al personaje de Chadley que nos pone una serie de puntos a completar por cada región. Así, el juego nos anima a no ceñirnos a la historia principal al tener un número finito y realizable de cosas por hacer, pero teniendo la posiblidad de saltarnos todo esto si es que preferimos jugar la trama y ya. En lo personal, a mí me gusta exprimir al máximo los juegos siempre y cuando el juego me esté gustando y mi habilidad me lo permita, así que obvio que completé al 100% todas las regiones, aunque me dejé alguna cosita porque confieso que llegó un punto en que me pudo la impaciencia por llegar al final.

Una de las cosas que más me han gustado ha sido los escenarios. He dicho que trato de no comparar, pero claro, sigue siendo un remake y la comparación es necesaria en algunos puntos. Este es un buen ejemplo. Los escenarios, aun habiendo cambiado una barbaridad, son un digno sucesor del juego original. Cada ciudad te proporciona una primera impresión buenísima en la que dices: "¡es igualita a como la recuerdo!", pero luego, cuando te adentras, ves cómo la han ampliado y te gusta todavía más. Incluso en Kalm, que pasa de ser una aldea con cuatro gatos a una ciudad turística. Nibelheim y el reactor de Nibel son otros ejemplos de esto. Eso sí, también hay excepciones, como la Capital Olvidada, que no me gustó demasiado.

La adaptación musical es otra delicia que he disfrutado de principio a fin. Para mí, la música es uno de los factores más importantes en un videojuego y no me ha decepcionado. Ya no solo por lo increíbles que han quedado las nuevas versiones, sino también por cómo lo han hecho para adecuar las piezas y sacar varias versiones dependiendo del ambiente de cada escena. Gratísima sorpresa que también hayan incluido temas del Crisis Core y de Advent Children (aunque creo recordar que en el Remake ya había música de Advent Children). 

Cloud en la playa con bañador y sujetando una sombrilla de playa como si fuera su espada.
Maravilloso homenaje a la escena de la playa del Crisis Core en la que Zack lucha con una sombrilla de playa.

Hablando de música, qué pasada el tema del combate de Gilgamesh. El caso es que sé que es un tema de los Final Fantasy más antiguos, pero no logro recordar de cuál y por más que busque, no encuentro ese dato. Hubiera jurado que era del 3, pero no lo encontré. La verdad es que fue uno de los mejores combates del juego, y el personaje en sí de Gilgamesh fue un puntazo. Mereció muchísimo la pena hacer toda esa parte de los encargos de Chadley.

Quiero saltar ahora a otro tema, el de los personajes nuevos. Ya conocíamos a Chadley que, por algún motivo (quizás me he perdido algo de información o se me ha olvidado), mientras que en el Remake es un becario de Shinra, en el Rebirth es un androide cuya finalidad es recabar datos del planeta. No veo por qué no conservar el concepto original de que era un becario. Sigue trabajando para Shinra, así que no tiene mucho sentido. También está MAI, una inteligencia artificial absolutamente insufrible que te da info acerca de monstruos. Para mi gusto, podrían haberse ahorrado este personaje y haber dejado que Chadley hiciera ese trabajo, o al menos haberla hecho menos insoportable y estridente. En serio, la odié.

En general, hay un montón de personajes de trasfondo que, tengo que reconocerlo, me parecen un poco sacados de contexto. Era de esperar que los diseños y la psique de este tipo de personajes fueran muy diferentes a los de personajes que ya conocemos, porque estos últimos están pensados hace casi treinta años, con el aspecto y el peso cultural de ese momento, pero estoy segura de que podrían haber hecho algo un poquito más acorde al tono general del juego. En todo caso, esto es un poco para sacar la puntillita, en ningún momento hace que se disfrute menos (aunque, tengo que reconocerlo, que los contrincantes en el Queen's Blood te cuenten su vida, obra y milagros antes de echar la partida, da mucho por saco).

Por cierto, eso. El Queen's Blood. Pegué un salto en el sofá al ver que habían metido un juego de cartas, y además me encantó. No completé todos los torneos ni conseguí todas las cartas porque, como ya he dicho, al final me pudo la impaciencia y lo dejé a medias.

Venga, y ahora que he mencionado las cartas... minijuegos. Ya sabemos que uno de los puntos en común de los Final Fantasy son los minijuegos y en esta entrega lo han querido exprimir al máximo. Tanto es así que a veces... se pasan. Los hay chulísimos, eso sí. Yo le daría el premio al Queen's Blood, a las batallas de Fuerte Cóndor en las que salen nuestros personajes como si fueran los sprites del juego antiguo, una genialidad sin duda— y a las carreras de chocobos (otro punto que dejé a medias, son un montón y bastante difíciles para mi habilidad, pero muy divertidas). Lo que pasa es que a veces ya daba la sensación de tener minijuegos hasta en la sopa. Costa del Sol y los birruedas, tanto lo de hacer kilómetros como lo de aparcarlos... un rollo; el sr. Delfín en Bajo Junon; los moguritos porculeros... La gran mayoría son completamente opcionales, pero en varias ocasiones son obligatorios para seguir con la historia. Que da igual, esto ya pasaba en el original y no digo que me sobren todos, sino que tuve la sensación de que, a veces, no pegaban. Quizás en momentos en que el ritmo de la historia pretendía ser algo más trepidante y de golpe te interrumpían con un minijuego ahí en mitad. Aun así, la mayoría son muy entretenidos y casi siempre los vamos a poder repetir gracias a alguna misión secundaria, lo cual está genial pensado para aquellas personas que sí quieran y puedan exprimir el 100% del juego.

Barret, Cloud y Tifa como si fueran los personajes del juego original, bajitos, cabezones, con polígonos, los hombros anchos y los puños enormes.
Aspecto de nuestro grupo en el minijuego del Fuerte Condor.

Y ya para terminar, que ya va siendo hora de comer, los puntos que menos me han gustado son, precisamente, los que hacen que no pueda evitar juzgar como remake y no como juego nuevo.

A un nivel muy general, tengo que reconocer que todo el asunto de los diferentes mundos y destinos... se me hace difícil de seguir. No es mala idea, pero quizás yo no he sido capaz de captar todo o simplemente no está bien explicado, lo cual no sería novedad. Ya estamos muy acostumbrades a Nomura y sus finales de juego que solo tienen sentido en su cabeza pero a ti te hace sacar mil teorías, todas plausibles. El caso es que, en el final del juego, todo este galimatías se carga por completo el clímax, concretamente la escena de la muerte de Aerith.

Según comprendí, ya que desde un principio la trama juega con dos universos paralelos, uno en el que se desarrolla todo el juego y otro en el que Zack sobrevive al final del Crisis Core y entra a Midgar junto a Cloud, lo que sucede a partir de la escena en la Capital Olvidada es esto. Se crean más universos paralelos según los protagonistas y Zack toman decisiones y tratan de desafiar al destino, y finalmente, en la mente de Cloud, varios de estos universos convergen o, al menos, dos de ellos.

Vemos cómo, al igual que en el original, Cloud consigue tomar control de sí mismo no matando a Aerith y entonces Sephiroth aparece desde arriba para hacer él el trabajo. Pero entonces, y en este punto me quedé patitiesa, Cloud detiene la Masamune y logra salvar a Aerith. Pero al mismo tiempo no, Sephiroth la mata y vemos la preciosa y tristísima escena en la que ella, al perder la vida, cae al suelo, se le suelta la trenza y su materia blanca rueda hasta caer al agua. Después de los combates finales (tenía mucho miedo de que no conservaran el combate contra Jenova con el tema musical de Aerith y yo luchando y al mismo tiempo llorando a lágrima viva, pero sí, lo conservaron) y de luchar contra Sephiroth en un combate que me llevó al borde de la ansiedad y que logré superar tras muchas repeticiones, poner el modo fácil y verme un tutorial, pasan demasiadas cosas y ninguna que pueda explicar con claridad. Y no tienen nada que ver con la historia original.

El hecho de que eliminaran la escena de Cloud sumergiendo el cuerpo de Aerith me dolió especialmente. Es una escena muy triste, pero también una de las más icónicas del juego y básicamente se la han cargado para meter todo este galimatías extraño. No sé si la acabarán metiendo en la tercera entrega, pero en mi opinión ya no valdría porque ya se han cargado el momento.

Que el final no hace ni mucho menos que mi opinión sobre el juego en general varíe. Sigo diciendo que he disfrutado muchísimo y que valen la pena todas las horas invertidas, pero es que lo terminé y me quedé... fría.

Tampoco me gustó el trato que les dieron a Cid y a Vincent. Para empezar, no son personajes jugables. Estaba deseando poder manejar a Cid, porque es mi favorito, y menudo chasco me llevé. Y no solo eso: es que ni siquiera tiene papel en la historia más allá que el de hacerte de taxista con el Potrillo. Toda la parte de su casa, del programa espacial de Shinra, de Palmer yendo a requisar el Potrillo y nuestro grupo robándoselo... eso no está. Cid simplemente aparece y nos lleva a sitios, y ya para el final se implica un poco más, pero poca cosa.

Vincent (moreno, piel blanquísima, ojos rojos, ojeras y capa roja) consultando un dispositivo y, sobre su hombro, Cait Sith (un gato blanco y negro con guantes y corona)
Adoré esta escena de Cait Sith subido a la chepa de Vincent.

Con Vincent pasa algo similar. La forma en que se une a nosotres sí, es similar, pero prácticamente no sabemos nada de él. Espero que en el tercer juego solucionen esto en ambos casos y que sean jugables, porque sería una cagada muy grande que no lo hicieran.

Ahora ya solo falta esperar al desenlace de la saga y cruzar los dedos para que no repitan la jugada y lo saquen para la siguiente generación de consolas. Según tengo entendido, dicen que será vastísimo, y yo me pregunto cómo van a hacerlo. Porque vale que desde la muerte de Aerith aún queda mucha historia, pero salvo Wutai y la región de Iciclos, ya está todo el mapa recorrido.

Mi apuesta es que se van a marcar un Tears of the Kingdom y van a reiniciar todos los puntos de exploración que hemos descubierto gracias a Chadley, que la región de Iciclos será enorme y que tendremos un mapa submarino igual de grande que la superficie. Estoy deseando verlo.

Estoy segura de que me dejo en el tintero muchas cosas que quería comentar y, por si acaso he hecho demasiado hincapié en las cosas que no me han terminado de gustar, repito que tienen mucho menos peso que las que sí me han gustado, y que, en general, lo he flipado de principio a (casi) fin.

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